
Uno de los pilares más potentes y transformadores en el tratamiento de adicciones es la terapia del aceptar todo. Se trata de una actitud radical, valiente y profunda que lleva al adicto a dejar de justificar, minimizar o maquillar su enfermedad. Es la rendición real ante la verdad personal, y el primer paso hacia la libertad.
Durante años, el adicto ha construido una narrativa para sostener su consumo. Se dice a sí mismo que “no es para tanto”, que “puede parar cuando quiera”, que “si otros lo hacen, él también puede”. Esta cadena de justificaciones solo retrasa la sanación. Por eso, la terapia del aceptar todo se convierte en un golpe directo a la negación, a la soberbia y al autoengaño.
¿Qué es la terapia del aceptar todo?
Es una forma de trabajo terapéutico basada en la aceptación total y radical de la realidad, sin filtros ni adornos. Implica decir:
- “Sí, estoy enfermo.”
- “Sí, mi vida está fuera de control.”
- “Sí, he hecho daño.”
- “Sí, necesito ayuda.”
Y decirlo sin “peros”, sin excusas, sin rodeos.
La clave es que esta aceptación no es resignación, es un acto de poder. Porque solo cuando se acepta la verdad se puede empezar a transformarla.
Por qué es tan difícil aceptar todo
Porque duele. Porque da miedo. Porque significa dejar de culpar al pasado, a los padres, a la pareja, a la sociedad… y mirar al espejo con sinceridad.
El adicto ha vivido mucho tiempo sosteniéndose en un personaje: el fuerte, el víctima, el rebelde, el que “no necesita a nadie”. Aceptar todo implica derribar ese personaje, quedarse desnudo emocionalmente… y comenzar de cero.
Por eso la terapia del aceptar todo no es suave, pero es profundamente liberadora.
Testimonio: Samuel, 41 años
“Durante años fui el tipo que decía que consumía porque la vida era una mierda, porque mis papás me dañaron, porque nadie me entendía. En la clínica, el terapeuta me miró a los ojos y me dijo: ‘Todo eso puede ser cierto. Pero también es cierto que tú decides seguir así.’ Me rompí. Lloré como nunca. Ese día comencé mi recuperación de verdad. Acepté todo. Y por fin solté.”
Frases comunes del adicto que justifican su consumo
- “Yo no soy como los que están en la calle.”
- “Solo consumo los fines de semana.”
- “No soy violento, así que no es tan grave.”
- “La gente exagera.”
- “Yo puedo parar cuando quiera.”
Estas frases son barreras. La terapia del aceptar todo las derrumba una por una, hasta dejar solo la verdad.
¿Qué pasa cuando el adicto acepta todo?
- Se acaba la lucha interna.
- Aparece la humildad.
- Nace una disposición real al cambio.
- Se abre la posibilidad de perdonarse y sanar.
- Comienza a aparecer la gratitud, la serenidad y el sentido.
Aceptar todo no significa gustarte lo que ves. Significa abrazarlo sin huir.
Frase clave en terapia: “No necesito entender todo para aceptarlo”
Muchos adictos creen que primero deben comprender su pasado, su trauma o su comportamiento para poder aceptar. Pero la aceptación viene antes que la comprensión. Solo cuando aceptas, puedes empezar a entender.
¿Y la familia? ¿También debe aceptar?
Sí, pero desde otro lugar. Aceptar que:
- No pueden controlar la adicción del ser querido.
- Ellos también necesitan ayuda.
- El adicto debe hacer su propio camino.
- Su rol es acompañar, no rescatar.
La terapia del aceptar todo también libera a la familia del sufrimiento inútil y del deseo de controlar.
Cómo aplicar esta terapia en la vida diaria
- Deja de negar lo que sientes: tristeza, miedo, rabia, vergüenza.
- No te justifiques: asume lo que haces, sin excusas.
- Aprende a decir: “Sí, esto es lo que hay… y puedo trabajar con ello.”
- Confía en que tu verdad no te destruye: te construye.
Conclusión: aceptar es el comienzo de la transformación
El adicto que no acepta, justifica. Y mientras justifica, sigue en su personaje, en su trampa, en su enfermedad.
Pero cuando entra en la terapia del aceptar todo, su vida comienza a cambiar. Porque la verdad, cuando se abraza sin miedo, deja de doler… y empieza a sanar.