
Pocas personas conocen que existe una relación directa entre la carencia de ácido gamma-aminobutírico y drogadicción. Pero este neurotransmisor, conocido como GABA, cumple un papel clave en la regulación del sistema nervioso, especialmente en el control de la ansiedad, la impulsividad y el equilibrio emocional. Cuando su nivel se ve afectado, las consecuencias pueden ser devastadoras, especialmente en personas con historial de consumo de sustancias.
Comprender cómo funciona este proceso ayuda no solo a explicar muchos comportamientos adictivos, sino también a mejorar el enfoque terapéutico y médico en los procesos de recuperación.
¿Qué es el ácido gamma-aminobutírico (GABA)?
El GABA es un neurotransmisor inhibidor. Es decir, actúa como un freno en el cerebro. Su función principal es calmar la actividad cerebral excesiva, ayudando a reducir el estrés, la ansiedad, los pensamientos intrusivos y los impulsos incontrolables.
Es, en palabras sencillas, el “freno emocional” del sistema nervioso central. Cuando hay un equilibrio en los niveles de GABA, la persona puede tolerar mejor la frustración, controlar sus emociones y tomar decisiones más racionales.
¿Cómo se relaciona la carencia de ácido gamma-aminobutírico y drogadicción?
La relación entre la carencia de ácido gamma-aminobutírico y drogadicción es profunda. Numerosos estudios han demostrado que los cerebros de personas con adicción crónica presentan niveles anormalmente bajos de GABA.
¿Y qué ocurre cuando falta GABA? Ocurre esto:
- Ansiedad constante
- Hipervigilancia
- Agitación emocional
- Pensamientos obsesivos
- Impulsividad
En ese contexto, el consumo de drogas aparece como un intento desesperado del cerebro por “autoregularse”. Sustancias como el alcohol, las benzodiacepinas o incluso la marihuana, inicialmente, imitan o estimulan artificialmente el efecto del GABA.
Testimonio: Valeria, 33 años
“Siempre fui ansiosa. Desde niña. Dormía mal, pensaba todo el día, me costaba estar tranquila. A los 16 probé el alcohol, y sentí por primera vez paz. Lo busqué tanto que no supe parar. En terapia descubrí que tenía un déficit de GABA. Hoy entiendo que mi adicción fue una forma de calmar un cerebro que no sabía cómo parar solo.”
El círculo vicioso del consumo y el GABA
El gran problema es que, al consumir sustancias que alteran los niveles de GABA, el cerebro se vuelve dependiente de esas sustancias para mantener el equilibrio. Y con el tiempo, deja de producir su propio GABA de manera natural.
Es un círculo vicioso:
- El adicto consume para calmarse (estimulando artificialmente el GABA).
- El cerebro se adapta y deja de producir GABA.
- Aparece más ansiedad y más desequilibrio.
- El adicto consume más, empeorando el problema.
Este ciclo explica por qué la carencia de ácido gamma-aminobutírico y drogadicción se retroalimentan peligrosamente.
¿Puede recuperarse el equilibrio de GABA en el cerebro?
Sí, pero lleva tiempo y requiere tratamiento. Al dejar el consumo, el cerebro comienza lentamente a recuperar su capacidad de producir GABA. Para facilitar este proceso, los terapeutas recomiendan:
- Terapias integrales: que incluyan manejo emocional, meditación, respiración y técnicas de regulación.
- Actividad física constante: mejora la neuroquímica cerebral.
- Alimentación adecuada: ciertos alimentos favorecen la producción natural de GABA.
- Suplementación bajo supervisión médica.
Importancia clínica del diagnóstico
Lamentablemente, muchas clínicas y programas de rehabilitación no evalúan el perfil neuroquímico del paciente, por lo que no abordan adecuadamente este desequilibrio.
Detectar una carencia de ácido gamma-aminobutírico en personas con drogadicción puede marcar la diferencia entre una recaída constante y una recuperación estable.
Frase clave en neuroterapia: “No es solo emocional, también es químico”
Muchos adictos se sienten culpables por no poder “calmarse”, “concentrarse” o “estar bien” en abstinencia. Entender que hay un componente bioquímico real detrás, les da alivio, dirección y esperanza.
Conclusión: el GABA también merece tratamiento
Cuando se aborda la drogadicción, no solo hay que mirar lo visible. También hay que mirar lo interno, lo químico, lo cerebral. Porque la carencia de ácido gamma-aminobutírico y drogadicción están profundamente conectadas.
Y si no se trata el desequilibrio desde lo neurobiológico, el adicto seguirá sintiendo que algo “no está bien”, incluso sin consumir. La verdadera recuperación es integral, y empieza por entender todo lo que realmente ocurre en el cuerpo y la mente de quien lucha por sanar.